Cuando nos embarcamos en la aventura de crear nuestra propia empresa, todos estamos muy ilusionados y queremos formar parte de todas las decisiones. Seguro que muchos pensaréis: «Ni branding ni brandong! Esto lo hago yo en un rato y me ahorro dinero». No te equivoques: es importante ponerse en manos de profesionales.
A lo largo de los años, han pasado por nuestra agencia muchos tipos de proyectos y perfiles de cliente, desde los que lo tienen todo muy claro desde el principio, hasta los que te sorprenden con ideas improvisadas y puntos de vista que no esperabas. Pero hay una máxima que siempre se cumple: si en la primera reunión el cliente no deja de hablar del logo… malo.
Elegir el logo es muy divertido, y desde luego da para miles de debates y opiniones, pero no debes perder el norte, céntrate en lo que realmente importa: la rentabilidad de tu negocio. No olvides que pretendes vivir de tu proyecto, tener logotipo no te convierte en empresario.
Tus recuerdos son muy subjetivos y en ningún caso influirán en tu cliente a la hora de comprar. Hay profesionales que pueden aportar su experiencia a la hora de transmitir sensaciones en tu comprador sin necesidad de «meter con calzador a Sproket». No es nada personal pero business is business.
La combinación de varios colores en un logo suele ser peligroso. Puede ser un acierto o un completo desastre según el diseño y el trabajo de branding que se haya realizado. Pero desde luego es importante que haya un color protagonista que el cliente pueda asociar a tu marca.
Más allá de tu logotipo, muchas veces tu cliente te reconocerá por tu color, o al menos le ayudará a localizar a tu marca mentalmente. Si decides que tu color sea el Naranja, sé «pesado» sobre todo cuando tu marca está naciendo, sin complejos: tarjetas naranjas, carpetitas naranjas, oficina con paredes naranjas, que en tu web destaque el naranja, y si es necesario píntate la cara de idem.
Creo que este consejo no necesita mucha explicación: prueba a diseñar tu logo con unas gafas de pasta y dentro de 2 años hablamos.
Los degradados, las sombras, efectos de profundidad y demás elementos, puede que sean lo más cool durante algún tiempo, pero no estarán de moda toda la vida.
A todas las marcas les suele suceder antes o después y necesitan un reestyling para ponerse al día, pero debes tratar de conseguir que no te pase antes del primer año del nacimiento de tu marca.
Si no entiendo lo que pone, no sabré como se llama tu empresa, y si no sé cómo se llama tu empresa, no podré buscarla en internet.
Conclusión: Lo compro en Amazon, que sé escribirlo perfectamente.
Antes de nada debo decir que no tengo nada en contra de tu familia o amigos. Es más, estoy seguro de que les estoy haciendo un favor dándote este consejo.
Muchas veces nuestros clientes acuden a ellos porque dibujan bien o han tocado alguna vez Photoshop, y de paso se ahorran un dinerillo. Esta fórmula solo saldrá bien si el familiar-amigo se dedica a ello profesionalmente.
La experiencia me ha demostrado que estos «trabajos» no remunerados suelen suponer un problema para ambas partes.