Llega el verano y con él el auténtico calor, el que condiciona numerosos aspectos de nuestro entorno y día a día, por eso las condiciones en las que trabajan las impresoras y plotter de inyección de tinta tampoco son las mismas ni igual de óptimas.
Problemas con cabezales de impresión, la calidad de esta o el tiempo de secado son algunas de las consecuencias que podemos observar.
Esto se debe desde un aspecto técnico a que, por ejemplo, en tintas base agua y disolvente el pigmento flota sobre una base acuosa que en condiciones de poca humedad se evapora mucho antes.
Es cada fabricante el que fija las condiciones óptimas de impresión, pero generalmente hablamos de entre 20 y 25ºC de temperatura y una humedad relativa de entre 50 y 80%. De forma habitual estas condiciones son alcanzables, pero en verano se convierte en un reto según en qué zonas.
Debido a esto, es recomendable disponer de algún tipo de medidor en la zona en la que tengamos la maquinaria de impresión para conocer las condiciones.
Finalmente, si fuera posible, utilizar un humidificador o aparato de aire acondicionado también ayudará a preservar el material y calidad de impresión.